MI ÁNGEL NAZARETH
En las próximas semanas, la Agrupación Musical Ntra. Sra. De la Encarnación, incorporará a su repertorio lo que será una nueva composición para la agrupación y que será estrenada durante la próxima cuaresma.
Se trata de una composición compuesta por el jienense José Manuel Sánchez Molero, que llega cargada de simbología y sentimiento y que se encuentra dedicada a su hija “María de Nazareth” y a la mirada del Señor de la Presentación al pueblo de la Hermandad de San Benito.
Sánchez Molero ha compuesto innumerables marchas procesionales a lo largo de su trayectoria musical, entre las que destacan “Tras de ti, mi cautivo”, “El recuerdo de un padre” o “La sangre de un hijo” entre otras.
Esta nueva composición está escrita durante el periodo de estancia de su hija Nazaret en el hospital universitario Virgen del Rocío mientras recibía un tratamiento de quimioterapia y autotrasplante.
En palabras del autor “la marcha la componen varias partes muy significativas donde dejo claro el sentimiento, la angustia y la incertidumbre de un padre cuando siente que puede perder a su hija en cualquier momento”.
Una composición donde cada parte, cada nota o cada silencio son parte de una historia de fuerza, de fe y de esperanza, con muchas preguntas y respuestas y con muchas noches sin dormir y en donde cuando las palabras faltan, la música expresa el más puro sentimiento.
Con esta nueva composición, un año más la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación sigue apostando por la variedad y calidad a la hora de ampliar su repertorio, teniendo nuevamente una marcha de un compositor que nunca antes había compuesto para nosotros, habiendo tenido este, total libertad a la hora de la confección de la marcha en cuestión y habiendo seguido el propio estilo que el autor ha mostrado en otras composiciones para agrupación musical.
Finaliza José Manuel manifestando que “durante alguna de mis visitas a Sevilla, visité la parroquia de San Benito junto a mi hija, y nunca olvidaré aquel intercambio de miradas entre el Señor de la Presentación y mi hija, aquella mirada de esperanza que pude leer en sus ojos y en la que hoy en día busco consuelo, sigo creyendo y pidiéndole fuerzas, porque cada vez que visite al Señor de la Presentación, en su mirada veré a “Mi ángel Nazareth”